Primer parte del PRÓLOGO al Edición en español

CON ESTA PUBLICACIÓN CUMPLO la promesa de hacer
disponible este libro sobre el movimiento del campo en el idioma de la mayoría de los obreros campesinos.

El imperio agricola de California se ha construido sobre las
espaldas de personas no blancas. Desde la década de 1920, la carga ha caído cada vez más sobre los hombros de las personas explotadas proveniente de países al sur de Estados Unidos.

Hasta hoy el 92% de los trabajadores agrícolas en California
vienen de México. La primera superpotencia mundial se sostiene aprovechando de las víctimas de su propio saqueo imperial.

Los campos de California han visto repetidos períodos de
resistencia. Los años de las guerras de lechuga (de los 70s)
fue la más prolongada y potente de estos, uno que nació con la rebelión social de la década de los 60s.

Con el reflujo del movimiento de la década de los 70s, los
productores impusieron un sistema de trabajo para evitar
futuros levantamientos. Pero las fuerzas competitivas que
impulsan el orden capitalista no pueden seguir sin crear nuevas grietas. En marzo de 2015, 50 mil campesinos abandonaron los campos de San Quintín, en la costa occidental de Baja California—un área importante de producción agrícola para los productores de Estados Unidos. Decididos a desafiar el salario de hambre de $6.50 por día, los huelguistas marcharon hacia el norte a ciudades fronterizas de Mexicali y Tijuana. Exigieron el
reconocimiento de su sindicato, para ponerle fin a condiciones de esclavitud, alto a los robos y abusos incluyendo el fin al acoso sexual de las mujeres trabajadoras.

Los rancheros se opusieron a la demanda por un salario
mínimo de 300 pesos al día (20 dólares) y el gobierno Mexicano respondió con la represión violenta. Pero los huelguistas ganaron fuerza del movimiento contra el terrorismo que cobró fuerza en la estela de la masacre de estudiantes de Ayotzinapa y los gritos de huelga resonaron por toda la frontera de Estados Unidos, entrelazando llamadas de solidaridad y boicot. Al fin, trabajadores ganaron algunas de las demandas. Este acto derebelión fue notable y destacable.

Muchos trabajadores de San Quintín son pequeños
agricultores de Oaxaca. La imposición del supuesto “libre
comercio” (TLC) condujeron a muchos a la ruina. Ahora
oaxaqueños forman la columna vertebral de la fuerza de trabajo agrícola en los Estados Unidos y sus movimientos de resistencia estan brotando desde el estado de Washington a México.